Iniciada en 2000, esta cooperativa cuenta con un grupo de 20 mujeres dedicadas a la artesanía local. Junto a ellas, otras 5 mujeres se encargan de confeccionar los uniformes escolares. Esta actividad les permite satisfacer las necesidades de sus familias, donde la mayoría de los maridos están ausentes/desempleados o se dedican al cuidado del ganado.
La SMC a cargo del grupo está comprometida en un camino educativo que se inspira en el Carisma del Fundador, en el que el acompañamiento de las personas para su propia regeneración y la de los demás es parte fundamental de todo compromiso e iniciativa.
Los principales objetivos son: ayudar a las mujeres a adquirir un nivel de promoción social adecuado a los tiempos actuales; sensibilizar a las madres sobre el significado y la importancia de enviar a sus hijos a la escuela; acompañar al grupo en la adquisición de valores éticos y espirituales y ayudarles a alcanzar parámetros de comportamiento que hagan brillar la dignidad humana en su plenitud.
Entre los muchos cambios significativos que ha aportado la larga experiencia que estas mujeres han acumulado en el ámbito social y familiar, se encuentra una mayor conciencia sobre la mejor manera de influir en la cultura, especialmente en relación con la poligamia y el alcoholismo.
La cooperativa se autogestiona con el trabajo de las mujeres; el proyecto de escuela para alumnos huérfanos que apoyan estas mujeres es más difícil también porque la crisis económica mundial ha afectado mucho a la estabilidad del programa escolar.